Los grandes tienen la pantalla, el periodismo enamorado y los elogios asegurados. Los chicos tenemos las agallas y nuestra propia locomotora para empujar solitos. De este partido entre Ferro y Boca por la Copa Argentina nos quedará la sensación de triunfo. El mérito de no haber sido vapuleados, sino más bien todo lo contrario. En la retina, ese fuerte puñado de hinchas que viajó de mil maneras, ninguna sencilla. Y, principalmente, en la cancha, la conjunción de pibes y experimentados jugadores que dieron su coraje y varios pasajes de buen fútbol.
Claudia Valerga
hace 4 semanas